Evaluación intelectual

El objetivo de esta evaluación es estimar de forma fiable el nivel de desarrollo aptitudinal actual del niño, joven o adulto. Permite la obtención de diversos resultados tanto globales (p. ej., capacidad intelectual general o “CI”), como aptitudinales (p. ej., Razonamiento Verbal, Espacial, Memoria, etc.). La evaluación intelectual no es en ningún caso equivalente a una evaluación psicopedagógica completa.

En esta evaluación no se tiene en cuenta el área socioemocional ni motivacional de la persona, áreas que se consideran imprescindibles en toda valoración verdaderamente psicopedagógica. Por tanto, en este caso no se ofrecen orientaciones ni pautas de intervención concretas junto con los resultados.

La evaluación intelectual es especialmente recomendable para aquellas personas que desean conocer su verdadero potencial intelectual o para familias que desean conocer el potencial intelectual de su hijo más allá de su capacidad general (como en el caso del screening), incluyendo fortalezas y puntos débiles personales. Además, en el caso de los menores, podrán presentarse estos resultados al centro educativo quien deberá valorar la necesidad de realizar pruebas complementarias en el caso de haber sido identificada algún tipo de necesidad asociada a un alto potencial intelectual.

La evaluación suele llevarse a cabo a lo largo de 2 sesiones: una primera sesión de aplicación efectiva de la prueba de en torno a 90-120 minutos de duración (en función de las características y necesidades concretas de la persona evaluada); y una segunda sesión de devolución, explicación e interpretación de los resultados a las familias.